Te arrodillas suplicante ante mi
así me ofreces tu voluntad,
con silencioso consentimiento....
esperando mi aprobación o reproche.
La fina línea entre el placer y el dolor,
cada vez más dulce con mi control,
con cada toque, beso, palabra, mirada.
Brasas ardientes se encienden,
deseos atormentadores.
El temblor originado por el momento
te inclina inexorablemente hacia mí,
es mi voluntad, soy tu Señora,
tu única misión es satisfacerme.
Muéstrame lo que deseas con tu silencio,
porque ese será mi propósito….. tu placer,
tu libertad, tu sometimiento,
tu realización.
Yo soy tu Ama.