Entré en este mundo gracias a un chaval, que también me enseñó algunas prácticas del BDSM y en una ocasión me mandó ir a la tienda a comprar unas bragas de encaje que solo utilizase con él. Desde que se acabó la experiencia no las he vuelto a utilizar, pero nunca se sabe si habrá alguien capaz de dominar a esta fiera.